El Polo Norte continúa con su deshielo frenético. Aunque sólo es “navegable” entre los meses de julio y noviembre, está cerca de serlo todo el año. La nueva ruta marítima que se abrirá, puede desequilibrar la balanza geoestratégica.
Que en verano haga calor es normal. No lo es que el mes de julio de 2019 haya sido el más caluroso desde que se poseen registros. Es una señal inequívoca del calentamiento global (aunque Donald Trump lo siga negando). Conocemos muchas de las consecuencias devastadoras que va a provocar. Pero, lo que no se explica en las noticias, es que puede desestabilizar el orden mundial.
El transporte marítimo
El transporte marítimo es fundamental para las potencias económicas. Mueve miles de millones de dólares al año y es imprescindible para importar productos que un país no puede fabricar (sobre todo energéticos). Existen cuatro rutas especialmente significativas: los canales de Panamá y Suez y los estrechos de Malaca y Ormuz. Estamos cerca de ver cómo se incorpora una quinta ruta, que haga perder peso a las anteriores: la Ruta Marítima del Norte.
Para que os hagáis una idea, el trayecto por mar de Yokohama a Róterdam se podría hacer en 7.300 millas náuticas. ¿Os parece mucho? Pues, actualmente, el camino más corto es la ruta del canal de Suez, de 12.500M. Se tardaría 13 días menos en llegar (20 días contra 33), lo que supone un ahorro de tiempo del 40%. Estos números se traducen en un gran ahorro.
Los recursos naturales
Aparte del comercio marítimo mundial, hay otros factores igual de importantes: los recursos naturales. Bajo la capa de hielo del Ártico se esconden grandes yacimientos de petróleo y gas. Unos inmensos recursos naturales que todos los países árticos reclaman.
La pugna por el control
Estados Unidos, lleva años moviendo ficha para poder controlar esta ruta. Recientemente, saltó a la palestra la noticia de que Trump estaba interesado en comprar Groenlandia a Dinamarca, un enclave estratégico en el Polo Norte. También está desarrollando rompehielos pesados (no cuenta con ninguno), ya que, pese al calentamiento global, no se puede navegar sin uno. Pero Rusia le lleva la delantera. Cuenta actualmente con 40 y, además, está militarizando todo el Ártico ruso con bases militares.
En el Pentágono, no sólo preocupa la posición dominante de Moscú, también la reciente alianza militar de China con Putin. El país asiático, la fábrica del mundo, quiere tener influencia junto con Rusia en esta ruta, a la que ha denominada la Ruta de la Seda Polar. Poder transportar todos los productos que fabrican con un menor coste significaría mantener y afianzar una posición dominante.
La batalla por hacerse con el poder del Ártico está siendo silenciosa. Por lo menos, de momento. ¿Explotará un conflicto bélico a gran escala? La partida de ajedrez continúa. Veremos.
1 comentario
Muy interesante. Ahora se entiende por qué Donald Trump está interesado en la compra de Groenlandia